En aquel tiempo en el que no es que no se tuviese nada, sino que no se necesitaba más para sentirse bien, los veranos los pasábamos durmiendo en un colchón o una manta en el suelo de la casa, o en el portal, con las puertas abiertas siempre sin temor a nadie, eran eternas las noches sentados en la puerta en las mecedoras y sillas de enea y muchos se bañaban en ríos y arroyos para refrescarse en las horas más calurosas.
Aquí os traigo hoy algunas fotos que os harán añorar aquella época de pocos requisitos y mucha alegría entre familia y amigos. Fotos cortesía de la pareja Manuel Genicio y María José Rivera Villarino. Gracias a los dos:
En esta otra foto se ve como montan rápidamente la pequeña mesa plegable para almorzar allí mismo su madre Manuela Villarino y su abuela entre otras.
Todo eran risas y juegos en las domésticas aguas del Retortillo a su paso por el poblado de La Vereda.
Algunos amigos me cuentan del kiosco que montaba allí y que siempre estaba lleno de gente disfrutando del entorno. También me hablaron sobre la venta que hubo a la orilla del Retortillo, río abajo, junto a la carretera hacia Palma del Río.
Los padres de María José, Manuela Villarino y Paco Rivera, en una idílica foto en medio del cauce del Retortillo.
Da gusto recordar aquella época en la que no hacía falta tecnología para tenerlo todo y cuando lo material pasaba a segundo plano para que la felicidad de todos sea lo primero.
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