Cuando un maestro deja huella, esta se alarga cual sombra al atardecer muchos años después de partir.
Un buen maestro crea generaciones completas de personas comprometidas, competentes y capaces, que a su vez crean el futuro de toda la sociedad. Ese legado tan grande es la mayor satisfacción para un docente. Que tus alumnos te vean y digan... Por ahí va un buen maestro...
Este es el caso del maestro Don Ramón Marín, un maestro de pueblo que además tuvo muchísimas más inquietudes, como su dedicación con el valioso órgano parroquial. Además preparó a muchos alumnos en la carrera musical de piano para luego ser titulados en el Conservatorio de Sevilla.
Se marchó en los años a finales de los 50's dejando mucho sembrado entre los jóvenes y todo aquel que lo conoció.
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