Vivimos en un mundo de continuos cambios, una endiablada rapidez y, sobre todo, una falta de sensibilidad que a veces, roza lo inhumano. Bombardeados por ingente cantidad de información, redes sociales y miles de canales, nos descentramos de lo verdadero, lo que de verdad importa: las personas.
Yo creo firmemente que nuestro mayor patrimonio local es nuestra gente, los peñaflorenses y su manera de ser y acoger al que llega. Ese carácter innato del andaluz que nos hace grandes.
Valores como la familia, la amistad, la paciencia y las cosas "hechas a fuego lento" se diluyen cuando deberían potenciarse en nuestros pueblos. Ese debe ser el sabor genuino que nos diferencia y atrae respecto a la vorágine de las grandes ciudades.
Hoy os traigo dos fotos de un mismo día, que nos ofrece Manuel Nieto Izquierdo y su familia, sobre una curiosa celebración:
Corrían los años 70's, cuando todo comenzaba a florecer socialmente, y por los bares del pueblo pasaban los distintos representantes de productos y bebidas, como refrescos y cervezas de distintas marcas, El Águila, CruzCampo, vino Ayuso, La Ina o tío Pepe, Sainz de la Maza o Saimaza... Y para captar clientes o agradecer su enorme compra uno de esos representantes, el de Cruzcampo, invitó a todos los dueños de bares de Peñaflor a una comida, cata y degustación que los reunía como pocas veces. ¡Imagínense ver cerrado todos los bares del pueblo por un día!
Esta otra imagen es del mismo día en la camisa. Se ven a la joven Manoli Villarino, Rosario González, Pepe Salazar y su mujer, Valeriano y su mujer, Manolo "el del huerto" y su mujer, Inés de Carrasco, Mercedes Linares y Dionisio.
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