Con una práctica que se estaba haciendo desde la época romana, el Guadalquivir siempre ha sido una autopista para el transporte de mercancías y personas. Luego durante el periodo andalusí se intensificó el tráfico de madera y los pasos de barcas locales en toda la rivera.
Hoy os traemos la historia del negocio de la madera a través del Guadalquivir, partiendo de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas por diversos encargos que les llegaban a los pineros desde Sevilla y todos los pueblos que bañaba el río grande.
Imagináos lo duro de aquella azaña para los trabajadores de la madera, que conducían los enormes troncos por el río a tan larga distancia. No todo el mundo quería o podía desarrollar ese oficio y más en pleno invierno. Cabalgaban sobre los troncos muchas veces sobre rápidas y frías aguas invernales.
Una de las grandes empresas por las que circuló madera por el río fue la construcción en Sevilla del edificio de la Real Fábrica de Tabacos en el siglo XVIII (entre 1728 y 1770) hoy es el rectorado de la Universidad sevillana, que necesitó ingentes cantidades de madera para vigas y traviesas.
En 1733 bajaba la primera madera desde Cazorla y ahí comenzaba de nuevo ese oficio que servía para la construcción civil y para los astilleros de Sevilla. Esta actividad duró hasta 1950, aunque tuvo un cambio espectacular con la llegada del ferrocarril. Por un lado suspuso el medio de transporte seguro y alternativo a esa madera, pero por otro supuso una inmensa necesidad de madera para la creación de las vías e infraestrucutras de traviesas y berlingas. Si al principio era un negocio de 150 pineros en la sierra, con este cambio pasó a ser de mas de 2000 personas entre 1943 y 1950.
Los que encargaban la madera la recogían directamente del río a su llegada, aunque antes parte de ella se quedaba como impuesto de aduana de paso por presas, exclusas o pueblos, generalmente 1 de cada 20 troncos.
Una foto histórica de la azuda de la fábrica en funcionamiento. Sus compuertas también proporcionaban una oportunidad para las pesquerías que, con redes, atrapaban barbos, carpas, angilas, percas, albures... incluso mucho antes el gigantesco sollo (esturión) que remontaban el guadalquivir cada año a desovar. Luego con las sucesivas presas fue imposible que llegaran estos gigantes fluviales.
A partir de 1965-66, la empresa de transportes Damas ocupó el interior del singular edificio, utilizándolo como principal aparcamiento.
Nunca dejan de fascinarnos las curiosidades que aún esconde nuestro término, tan variado desde la vega a la sierra, llena de antiguos oficios y gente increible. ¿Me acompañas a descurbirlos?
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