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martes, 23 de julio de 2013

Un novillero de los de antes: Juanito de la Cruz

Estas es una de esas historias que tanto me gustan pues la descubrimos a raiz de que nuestros paisanos descubren y siguen el blog y me ofrecen el honor de conocer una historia que muchos no conocíamos, pero que forma parte de nuestra gente, de nosotros.
Así, se puso en contacto nuestro amigo Santiago Cruz Linares y me mostró un poco del bello idilio con el toreo de su abuelo Juan Cruz. Tras los primeros datos, no tuve que indagar mucho hasta empezar a encontrar información sobre este gran novillero peñaflorense.
Nacido el 24 de marzo de 1916 a las 5 de la tarde en el número 38 de la calle San Pedro, Juan Simeón de la Stma. Trinidad Cruz García (como fue bautizado) era hijo del jornalero Alonso Cruz Cruz y Carmen García Medina a la que todos conocían como "Carmelita la Melona".

Juanito de la Cruz, un novillero cuco en los años 30.

Su padre era uno de los bueyeros que llevaban a la virgen en las primeras romerías.
Juan, que era el segundo de cuatro hermanos: Antonio, Juan, Mercedes y María trabajó en el cortijo de la familia Cova, y por el contacto con la ganadería se aficionó bastante a la fiesta nacional. Cuentan la anécdota que Juan era un gran nadador desde joven y que incluso salvó a un toro de ahogarse en las aguas del río.
Con solo 20 años, la Guerra Civil le hizo huir junto a su hermano Antonio, que fallecería en la misma, y ya en Madrid, conoció a su mujer, Ana de Andrés (de Segovia) con la que, tras la guerra, se casaría y tendría dos hijos: Conchita y Antonio. Este último, padre de nuestro narrador, y que se casaría con una cuca: Dolores Linares Gálvez.
"Juanito de la Cruz" (como era conocido en el ámbito taurino) trabajaba y toreaba en algunas fiestas en Madrid. Una de ellas con tan buena estrella que llegó a torear en la plaza de "Vista Alegre".

Como nota curiosa de este cartel: Al día siguiente de este evento moriría Manolete en la plaza de Linares. Gran pérdida para el toreo.

Al nacer sus hijos se retiraría definitivamente de los ruedos, aunque no así de ser un seguidor asiduo tras la barrera.


Foto dedicada de nuestro protagonista, firmada el 23 de junio de 1934.

Hoy, aun vive su recuerdo imborrable en sus hijo y nietos, y sobre todo en su mujer, Ana, que a sus 93 años verá con ilusión cómo su pueblo reconoce a este gran novillero y cuco. Un saludo
Gracias por brindarnos esta emotiva historia.

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