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domingo, 23 de febrero de 2020

Diccionario de Motes y Apodos de Peñaflor

Cuando hablamos de apodos nos viene a la cabeza como llamamos a gente conocida del pueblo, más o menos de broma, por alguna anécdota, rasgo o profesión que lo definen y lo distinguen del resto, entre otras cosas... pero la verdad es que cada vez debe verse dicho apodo (que trasciende a lo largo de generaciones) como un orgullo de pertenencia y afinidad, un rasgo singular del carácter tribal de los pueblos (ya no en las ciudades) para definir a un miembro de su grupo social único, dándole ese valor que tanto se pierde en la inmensidad de las capitales. Puedes preguntar por alguien por su nombre y no saber indicarte donde vive o está en el pueblo y sin embargo es decir su mote y reconocerlo inmediatamente.
Por ello, os propongo un reto o mejor dicho un trabajo que nos hará brillar como pueblo, y no al contrario como cabría pensar:
Indagar el origen de vuestro apodo o mote familiar.
He creado un formulario arriba, a la derecha, donde solo tenéis que completar los campos en blanco: Nombre, dirección de correo para contactar con vosotros y en la zona de abajo escribid todo lo que sepáis del apodo y su origen (sin límite).
Con los que consigamos publicaremos un diccionario original y único de nuestro pueblo. ¡Animaos!
Para ayudaros os pongo el enlace donde recogí los apodos alfabéticamente para ver si aparece el vuestro.

Clicka aquí para ver la Entrada de todos los motes de Peñaflor ordenados alfabéticamente.

A través del formulario podréis hacerme llegar cualquier mensaje a parte de lo que os pido aquí y llegará a mi correo personal.
Una vez dado a enviar, el mensaje desaparece de la vista y solo lo veréis vosotros y yo al llegarme el correo.
Os pongo un ejemplo:

Hijo predilecto: Pedro Luis Meléndez

Ayer 22 de febrero de 2020 tuvo lugar el emotivo acto de reconocimiento a la figura del historiador y catedrático Pedro Luis Meléndez González. Un merecido galardón como Hijo Predilecto que Peñaflor y la corporación municipal ha tenido a bien dar a este gran divulgador y gran persona. Sus publicaciones y contribución al conocimiento de la historia local es muy extensa, sobre todo en intervenciones, charlas, coloquios, jornadas... que hacen las delicias de cuantos tienen el privilegio de escucharlas por su don a la hora de transmitir conocimientos y hechos históricos.

Hoy he querido reconocer este hecho merecido como personaje singular peñaflorense, su dedicación y valía para con nuestro pueblo y su gente y que así lo vean los nuestros de aquí y allá.

Hace ahora 62 años que se reconocía igualmente la figura y entrega de otro de nuestros célebres personajes: el doctor D. Arturo Fernández Cruz. Otra eminencia que llevaba el nombre de Peñaflor allá por donde fuese:
Aquí os dejo el enlace de la entrada que dediqué a aquel hecho del 19 de agosto de 1958.

Don Arturo hijo predilecto

El ultimo en ser reconocido con esta distinción en nuestro pueblo fue Rafael Carranza, conocido en nuestro pueblo por su excelencia como persona y dedicación en su oficio como herrero, donde aprendieron a trabajar en la forja muchos aprendices. Más tarde daría lugar también al taller mecánico  de la misma familia.

Con esta entrada quiero reseñar también el cariño que Pedro siembra allá por donde ha ejercido su profesión. Véase ésta de una de sus últimas intervenciones en unas jornadas de historia en Alcalá de Guadaíra, lugar donde ejerció durante su vida como docente:

Pedro Luis Menéndez González comenzó su carrera docente en Gran Canaria, aunque nació en el pueblo de Peñaflor, donde actualmente es fundador y presidente de la Asociación Cultural “Amigos de Peñaflor”; sin embargo, ha sido sobre todo en Alcalá de Guadaíra donde prácticamente ha realizado su vida profesional. Antes de impartir clases en el IES Albero, lo hizo en el instituto Cristóbal de Monroy, y culminó su trayectoria como profesor en el Instituto Provincial de Educación Permanente de Sevilla (antiguo Ibad), donde se jubiló en 2010. Aunque no ha parado de trabajar, actualmente imparte clases en el Aula Abierta de Mayores de la UPO, donde sigue entusiasmando y contagiando amor por la Historia, el Arte o la Geografía. Y sigue, a su vez, desde hace ya mucho tiempo, organizando con gran éxito viajes culturales de carácter histórico y artístico, dando conferencias y participando en diversas tertulias y coloquios.

Pero Pedro, ante todo, es profesor de Geografía e Historia y no cualquier profesor sabio y cercano, es uno de los mejores. Todos los que han sido su alumnado, sin excepción, recuerdan el ritmo trepidante de sus explicaciones, aderezadas siempre con una voz cautivadora; recuerdan su hábil maestría con la palabra y en el manejo de los datos históricos, y sobre todo esa pasión desmedida por iluminar para todos el camino hacia el conocimiento de ese jardín, a veces muy oscuro, del pasado.

sábado, 15 de febrero de 2020

Éramos prosperidad

Muchas veces me he imaginado aquellos fabulosos años de principios de siglo... digamos aquellos maravillosos años 20. Para nuestro pueblo, que ya llevaba más de 50 años con la presencia del revolucionario ferrocarril, eran tiempos de bonanza, sobre todo fuimos un punto privilegiado a partir de 1878 por la facultad de poseer dos apartaderos-embarcaderos industriales: Uno de la fábrica de Harinas Sánchez Pastor y otro el embarcadero que recepcionaba el ferrocarril de la Sociedad Minera de Peñaflor y de su mineral desde la mina “La Preciosa II”.
"El carreta" a su paso lento por Peñaflor en aquellos años de principios de siglo XX. Se puede ver a la gente que se movía acá y allá en las vías.


El guardaagujas. Función prescindible como la de "factor" para el correcto funcionamiento de toda la infraestructura. Hoy todo está automatizado, pero con varios embarcaderos ¡tenía que ser todo un trabajo dirigir el trafico ferroviario!.

La fábrica y la Azuda a pleno rendimiento fue un avance sin precedentes en cuento a trabajo y técnica. Teníamos luz eléctrica gracias a la turbina hidroeléctrica de la aceña. ¿No podríamos tener algo parecido hoy instalado en el río? Energía limpia de principios de siglo.

Pesquería a red en las salidas de agua de la azuda. Se ve a los hombres con sus artes de pesca. Eran muy apreciados y renombrados los peces en adobo de nuestros bares: carpas, barbos, bogas y albures, cunado no anguilas y ancas de rana.

Vista de la fábrica de harina y yute desde la estación. Puede verse un tren parado en el embarcadero donde se carga la mercancía de los productos de esta factoría. toda una proeza.


Mi bisabuelo Enrique Cruz Arroyo era ferroviario. Aquí arriba a la izquierda en una locomotora de la época.


Alrededor del ferrocarril se arremolinaron las tareas de la minería y la fábrica de tejidos de yute y harinas, así como de otras cargas y además de todo lo que tenía que ver con el mantenimiento de esta infraestructura.
Esta foto me llegó hace unos días. Parecen ser picapedreros para los arreglos de vías y alrededores. Labores muy importantes de mantenimiento. Me comentan que el señor de arriba con cigarro en la boca es de la familia de Escudero. ¿Alguien tiene más datos?
¿Imagináis el ambiente y trasiego de aquel lugar?
Los años felices, donde un momento de espera del ferrocarril se convertía en diversió y juegos de niños y no tan niños. Aquí columpio instalado cerca de la estación de tren.

Al calor de aquella pujanza también había ocio como el teatro y el cine, los bares y las fiestas. No faltaba el trabajo y eso se reflejaba en la economía e incluso en los ánimos. Además eran tiempos de libertades, revoluciones e innovaciones sociales, técnicas y artísticas. Salíamos con enormes ganas de aquellas nefastas pérdidas de las últimas colonias, la monarquía autoritaria de Alfonso XIII y el estigma del juicio del Huerto del Francés... así que teníamos motivos para celebrar.

Preciosos paseos junto a la fábrica y el tren. La barca iba al mismo ritmo lento pero constante de la época. Aquí unas muchachas vestidas de la época a la orilla del río para zarpar hacia la otra orilla.

Hoy, comenzamos a despegar de otra crisis. ¿Podremos alcanzar aquellos maravillosos momentos?

domingo, 2 de febrero de 2020

La importancia de las canciones, la importancia de la memoria

Ahora que el velo de los 90 años pierde en la bruma las sabias palabras de mi abuelo, es cuando nos damos cuenta del valor de tantas momentos, tantas enseñanzas... En general, es una enorme pérdida cuantos saberes se quedan en personas que van desapareciendo, llevándoselas consigo. Tantas verdades que quedaron en el olvido que da vértigo o pena...
A veces, acerté a grabarle, mientras me contaba una de sus historias de vida, algún canturreo que le venía a la cabeza que alguna vez escuchó de su madre. Ella cantaba mientras se juntaban en la puerta para tejer con las vecinas allá en el entorno de la ermita de Santa Ana de la Puebla de los Infantes. Él, en su regazo, escuchaba embelesado, grabando a fuego aquellos versos que aún hoy, y a pesar de que casi todo si se le ha borrado ya, sigue recordando como el primer día:

Cuando transcribí algunas de aquellas letras resultaron ser antiguos romances del siglo XV y XVI. En este caso os traigo uno de origen aragonés llamado "La Pedigüeña", de Polias. Hecho que me impresionó sobremanera y me animó a seguir investigando, grabándole cuando recordaba algo nuevo, y descubriendo cosas fascinantes.


Si quiere usted… 

(versión de “La Pedigüeña”(Polias)) 


Si es verdad que usted quiere
De mi hermosura gozar
Todo cuanto le pida
Me lo tiene usted que dar.

Lo primero es una casa
Que valga dos mil doblones
Que caiga a la Plaza Nueva
Con ventanas y balcones.

Desde mi puerta a la iglesia
También quiero yo un tablao
Para cuando me vaya a misa
Que no me ensucie el calzado.

Un coche con cuatro mulas
Yo también lo necesito
Porque estoy un poco gruesa
Y no puedo dar un pasito.

Cuatro negros que me sirvan
Y que me tengan temor
Y cuando vaya a la cocina
Se metan en un rincón.

Anda con Dios mi chambá
Anda con Dios mi chambergo
Lo que quiero son millones
Tu persona no la quiero.

Analizando el contenido, vemos que se refiere a un romance en el que la amada le exige bienes materiales a su supuesto pretendiente a cambio de estar con él, de acuerdo a los gustos de una época medieval que difiere mucho de la actualidad. De echo le pide dinero en forma de millones, casa que valga doblones (moneda de oro valiosa acuñada entre 1497 y 1849).

También habla de esclavos sumisos en una casa que de a una plaza (casa que solo disfrutaban los señores y familias adineradas) para disfrutar de coche (carroza).
Camba o Chambá es una palabra de origen portugués y significa "suerte" y "chambergo" es el sombrero de ala con un lateral doblado usado por los Tercios Españoles en Flandes. (haciendo referencia a que será su destino, "El que llevará puesto de por vida como un sombrero").
Resultado de imagen de chambergo ala triste"
Y al final le revela que solo lo hará por el dinero y posesiones, nunca por amor.

Así, aquellos cánticos populares y romances dieron lugar con el tiempo a las famosas "Sandingas" del día de la Candelaria, tan celebrado en la Puebla de los Infantes y también en Peñaflor.
Sin muchas dudas puedo afirmar que son herencia de otros tiempos en que la mesta traía hasta estas tierras más cálidas del sur a los enormes rebaños del norte en su parada invernal y que pasaban esos meses de frío en los descansaderos de las cañadas reales. Muchos de ellos para no volver por encontrar el amor de sus vidas, y con él transmitir su cultural oral, como ésta que nos ha llegado y permaneciendo en el recuerdo en motes que mencionan sus procedencias "El Navarro", "El Vizcaino", "El Aragonés", "El Maño"... 

Y desde aquí os pido encarecidamente que escuchéis a vuestros mayores, que apreciéis su valía irreemplazable y los adoréis el tiempo que tengáis la suerte de tenerlos cerca. Cuando os deis cuenta será tarde. Vaya esta entrada en homenaje a todos ellos y ellas.