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domingo, 20 de septiembre de 2020

El fútbol, una buena excusa para celebrar

Por fin comienza de nuevo la Liga de Primera División en España (ahora con nombre asociado a patrocinador) pero incierta y sin público por la pandemia. Es momento de recordar algunos momentos futboleros en Peñaflor:

Cuando decimos que "el fútbol es pasión" nos referimos a que despierta esos sentimientos más primarios que mueven al mundo. Por eso mueve tal masa de gente y cada vez más el foco económico y mediático busca en este deporte el nicho de mercado. Ya comentamos el hecho de que muchas estrellas del balón anunciasen cosas inverosímiles, incluso productos farmacéuticos o tabaco. Hoy en día más aún...

Pero la época a la que hoy nos referimos pienso que fue la más apasionante de nuestro fútbol, cuando empezaba a darse el aperturismo del final del franquismo y toda la sociedad estaba en plena ebullición. Eran los maravillosos 60's y 70´s. Esa de la cultura "ye-yé" que tanto creó en nuestro país.

En Peñaflor dio lugar a los equipos que por fin conseguirían crear un club federado, "U. D. Peñaflor" y la gran afluencia de público los domingos y aquel "baby-boom" ayudó a crear una gran cantera de jóvenes comprometidos en el Atlético Peñaflor.

Eran momentos dulces que se vivieron en el simple campo de "Las Teresas" y recorriendo la provincia con aquella equipación blanca impoluta, en otras ocasiones roja e incluso rayada, aunque la habitual era aquella inmaculada.

Pues, como ahora, en determinadas ocasiones, se usaban las pachangas, triangulares, trofeos y demás encuentros benéficos para conseguir fondos y sobre todo para echar un buen rato, celebrar algún evento o hito y más que todo para pasar una buena jornada entre amigos.

Aún recuerdo no hace tantos años los encuentros entre peñas deportivas en las que había un ambiente inmejorable. Siempre se celebraban el primer día de Feria de las Teresas, a mediados de mayo.

En la foto de hoy, pasaría algo similar, pues viendo a sus protagonistas y las edades que podrían rondar, debían haberse hecho esta foto para conmemorar algo relacionado con los colonos y habitantes de Vegas de Almenara allá por los 70's.

En esta foto cedida por Juan Antonio Rodríguez Moreno "de la Ciudad de Málaga (comercio)" están arriba: Villarino (que hacía de castizo portero con su gorrilla), Antonio Cano, Pedro Bonilla, el niño que asoma es Miguel Serrano "El Catalán", Domingo Prieto, Antonio Osuna y Marino Ramírez Terrones.

Agachados: Pedro Muñoz "El Dulce", Francisco Díaz "El Guarda", Antonio Nieto "El Topi", Pepe Ostos, Antonio Selfa y Francisco Terrones.

Seguro que muchos recordaréis con nostalgia aquellos paseos para ver el fútbol en las teresas y también a la ermita con amigos y parejas o los buenos ratos con los compañeros de equipo o alguna anécdota vivida con nuestros protagonistas de hoy, hombres que comenzaron una nueva vida en Vegas de Almenara. Aquellos primeros colonos que hace poco celebraron 50 años de su llegada. 

sábado, 12 de septiembre de 2020

El recibimiento de un nuevo sacerdote.

 Hoy 13 de septiembre de 2020 hace tan solo unos días que en Peñaflor cambiamos de sacerdote de la Parroquia de San Pedro Apóstol. Termina su etapa D. Jose María Campos Peña, que llegó en 2016 y llega José Mario Pérez Sánchez. Con anterioridad a D. Jose Mª, habíamos tenido por sacerdote a D. Alberto Mediavilla desde 2010. Más atrás aún estaba en posesión de esta Parroquia D. Javier Nadal Villacreces.

Todos ellos llegaron a Peñaflor justo en la época de celebración del Triduo y la procesión de Ntra. Sra. de la Encaranción de Peñaflor, el 8 de septiembre. Este año no pudo caminar por las calles del pueblo a causa de la pandemia. 

Pues igual que estos días para el recuerdo de nuestro pueblo, una vez se recibió a un cura que haría historia y se quedaría en los recuerdos de los peñaflorenses, incluso en la actualidad. Os hablo de D. José Sánchez Orge. "Don José el Cura" que tanto incentivó a la vida en comunidad y sobre todo atrajo a los niños a la iglesia. Los llevaba de excursión con la cantinela del "veo veo" y viviría la creación de muchos monaguillos, seminaristas y, sobre todo, hizo mucho bien en aquel pueblo que empezaba a despegar de la posguerra allá por la década de los 60's.

Esta magnífica foto es todo un tesoro que merece ser recordado: la llegada de un cura sobresaliente:

En esta foto del recibimiento en la ermita de Villadiego que nos ofreció Juan Antonio Rodríguez (de la "Ciudad de Málaga"), aparecen entre otros muchos: Octavio Fernández (que fue alcalde), Francisco Fernández Távora, Lorenzo Muñoz "Lorencito el del camión", Antonio Meléndez, Antonio Carranza, Fernandito, Polonio "el Cartero", Rafael Carranza, Vicente Fernández, D. José Sánchez Orge, Juan Montoro, Jesús Mendoza, Curro Espino, rogelio Cruz, Juan Carranza y Arturo Fernández. Como curiosidad, el primer hombre de rodillas por la izquierda me dicen que puede ser mi bisabuelo Lorenzo Fernández Sánchez, quien fundó el mote "Lagarto" en Peñaflor.
 

 

El recibimiento del siguiente sacerdote tras D. José, D. Eugenio, junto a los ya mayores monaguillos que empezaron siéndolo con D. José. Están: Jose luis Parra, D. Eugenio, D. José, y los hermanos Lorenzo Lopera y Antonio Lopera. Aunque, entre ambos ejerció en Peñaflor D. Manuel Marín, como cura, era tan querido D. José que recibió y pasó el testigo a D. Eugenio, a la postre tan recordado como el primero por su buen hacer.

Aquí el recorte de prensa de la toma de posesión de D. José Sánchez como sacerdote de Peñaflor.

Yo viví lo más reciente de estas épocas, abarcando desde Don Eugenio, pasando por D. Ramón Lumbera (el periodo más extenso), D. Marcelino (que actualmente es diácono de la Catedral de Sevilla), D. Javier Nadal, D. Alberto Mediavilla y el saliente D. José María.

 

El cura que se despide de Peñaflor este septiembre de 2020, D. Jose María Campos Peña, en una última entrevista para Quivir Información. foto de dicha publicación.

Entrevista en Quivir Información 

 Cartel de la presente celebración en honor a Ntra. Sra. de la Encarnación en los días previos al 8 de septiembre de 2020. En este diploma orlado se presenta también al nuevo sacerdote de Peñaflor.

domingo, 6 de septiembre de 2020

La vida de sencillas costumbres y de felicidad infinita

 En los pueblos no sabemos "lo que tenemos" hasta que nos alejamos y apreciamos en la distancia la riqueza de nuestro día a día. Ese "estar apegado a la tierra" nos hace inmensamente ricos en experiencias y nos afianza las costumbres y tradiciones que, en el caso de las ciudades, se han perdido por completo.

¿Dónde quedó en la ciudad la hoguera de la candelaria? ¿y un sencillo día de Corpus? Por no decir un paseo al campo, pescar en un riachuelo o montarse en un árbol. 

Por increíble que parezca, muchos niños nunca han visto y menos tocado a un animal, una gallina, una cabra y menos una vaca, y nunca han probado un buen pan de leña o han asistido a una matanza del cerdo como se hacía hasta hace poco en Peñaflor y se sigue haciendo en los pueblos de la Sierra Norte de Sevilla. 

Antes, todas las casas tenían un corral o una cuadra donde criaban gallinas, patos, y algunos cerdos y vacas con los que sustentar a la familia numerosa. Muchos tenían un burro o mula para el trabajo en el campo y casi todos tenían o vendían productos de la huerta: tomates, habas, pimientos, cebollas, ajos...

Aquí Francisco y Emilia junto a sus hijas Pepi y Mari, acompañados de sus perros mientras criaban patos.

Estas son las gallinas que tenía en su casa Segundo y Rosa Martínez. Segundo había trabajado en la fábrica de harinas y al acabarse éste oficio, trabajó en muchas otras cosas como de gasolinero, que muchos recordaréis, pero además completaba su sueldo criando estas magníficas gallinas para carne y huevos.

Por las calles del pueblo se veían burros y mulas transportando de todo, haciendo más liviana la carga de trabajos pesados. Arrieros, basureros, chatarreros, vendedores y transportistas usaban este medio por las empedradas o terrizas calles de Peñaflor y entre cortijos y pueblos. Aquí en una escena cómica está Francisco Villarino "Chico Mínimo" tirando de la cola de la mula, mientras algunos amigos hacían piruetas a lomo de la mula. El lugar es en el cruce de las actuales calles José Reina y Federico García Lorca, antigua Guerola, y antigua calle de las cruces o "las callejas", donde se situaba el bar de Chico.

Aquí Mari Herman, madre de Pepe Ruiz (actual alcalde) la primera vez que montó en burro, junto a su hermano, al otro lado del Río, en el Calonge.

Otro de los gremios que uso el transporte en burro era el de los panaderos. Aquí llevando los costales de pan están Manuel López Doblado, a pie (marido de Toñi Vivas) y Macedonio López. Los más jóvenes y aprendices recorrían los cortijos en burro llevando el pan.

...y si de algo estaban orgulloso era de su mejor pájaro de reclamo.
Cuidado con esmero, el perdigón que cantaba mejor era y es muy preciado en la cacería. Aquí muy orgulloso con este bello ejemplar que canta hasta en la mano de su dueño. En el reverso de la foto reza así: "Naranjito, todo un ejemplar" (haciendo referencia al perdigón que sostiene José Álvarez Prieto). Esta foto nos la cede Dolores Álvarez, de su padre.


En todas las calles había una casa que hacía de tienda de comestibles que generaba la familia y daba un pequeño respiro al sueldo ínfimo del cabeza de familia y en muchas casas se podía encontrar la fruta o verdura que podía guardarse como las "peras en paja", la ristra de ajos y pimientos, los melones debajo de la cama y las calabazas colgadas o las enormes guardadas en el colgadizo/ "corgaiso", la despensa de entonces. la carne de lomo y los embutidos se guardaban en una tinaja con manteca blanca tras la matanza y el pescado en sal como el bacalao/ mojama. También se desecaban algunas carnes y pescados. Quizá de ahí venga nuestro emblemático "sardinel", escalón de la puerta de entrada a las casas donde podrían dejarse a secar las sardinas al sol. 

Aquí podemos ver una foto que nos cuenta la importancia de la mujer en la vida rural. Tres generaciones de la misma familia siempre compartiendo tradiciones y costumbres enredadas desde tiempos inmemoriales: hacer comidas tradicionales, postres, trucos del hogar, costura, encaje de bolillos y otras técnicas casi extintas... Sobre estas líneas están en un "corgaiso" la reconocida Concha "del bar de Dionisio y Concha" su hija y madre de la pequeña niña rubia que es Conchi Osuna (mujer de Pepe el fontanero), entre otras personas. Es una foto que enmarcar en cualquier casa de Peñaflor por los recuerdos que trae. Al fondo se puede ver la hugadera colgada en la pared y otros utensilios que se guardaban hasta la siguiente temporada. Ahí se colgaba todo, desde útiles de labranza hasta conservas y hortalizas. Por eso aquello de "colgadizo".

Curiosa foto de Emilia con sus hijas Pepi y Mari, junto con otra familia, acariciando un toro manso a pesar de ser de la raza de lidia. Se compró como semental de la finca y era muy afable.
La mayor riqueza de quién vive en el campo es su ganado. Aquí están Antonio Sánchez (quién nos brinda algunas de las fotos de hoy) su hermano Ángel y Manuel Cribaño "el Granaino".
Una escena mítica de nuestro pueblo es el paso de las bestias de carga y carros por la adoquinada calle largo y por el convento de San Luis del Monte. No olvidemos que este fue el camino de Córdoba a Sevilla y antes del tren circulaba por aquí la diligencia entre pueblos. El hombre de esta imagen bien podría ser mi bisabuelo Lorenzo Fernández transportando bártulos desde la estación de tren a los comercios y particulares en su reconocido carro y su mula que sabía "ir marcha atrás" a la voz de su dueño. ¡Toda una proeza!

También se guardaba el vino y el aceite de todo el año, así como las legumbres como los garbanzos y lentejas. en botes se curtían hortalizas como tomates, calabacines, pepinos, berenjenas "al baño maría", pues no existían los invernaderos que surtieran de estos productos todo el año ni los modernos congeladores. y sobre todo se guardaban las semillas y pipas de todos estos productos de la huerta para la temporada de siembra del siguiente año.

En conclusión os pediría que no dejemos morir aquellas viejas costumbres que hacían la vida bella y sencilla, alegre sin necesidad de mucho y sobre todo nos hermanaba para vivir mejor juntos. En estos tiempos de crisis esa sabiduría podría hacer nuestra vida mejor, cosa que en la ciudad es ya imposible. Quiere a tu pueblo y sus costumbres.