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domingo, 26 de septiembre de 2021

Un secuestro en Peñaflor en el siglo XIX

 Como si de una novelilla del lejano oeste se tratase, está noticia emociona de la manera en la que se va desarrollando y la forma en que tiene lugar el desenlace. Todo un ejemplo de actuación de varios pueblos en pos de un secuestro de un vecino de Peñaflor. En este caso de D. Antonio Parias, pudiendo ser esta persona quien le daría nombre a la calle Largo o su padre. Igualmente está noticia del diario "el Corresponsal de Madrid" con fecha de 30 de agosto de 1842, no deja grandes datos como el nombre de nuestro alcalde por entonces, D. Francisco Ruiz. ¿Podría ser el mismo Francisco Ruiz, médico, que da nombre a la calle de las hermanas de la Cruz? Habrá que investigar bien todos estos datos que nos ofrece un solo recorte de prensa, pero no por ello menos fascinante. ¡Espero que disfruten su trepidante forma de narrar los hechos!



 

domingo, 19 de septiembre de 2021

Cómo se trabajaba en el molino

 Hoy en Peñaflor ya no queda ningún molino de producción de aceite ni harina, antaño bien cotizados por los alrededores y de gran demanda entre los peñaflorenses que tenían gran extensión de olivos y trigo de secano. Con la llegada del regadío en los 60's las tierras se transformaron y tendieron a cultivos como los frutales y las hortalizas. Atrás quedaron las grandes extensiones de algodón, sorgo, cebada, trigo... Y sobre todo de olivo y viña. 

Hoy nos centramos en un oficio perdido, el de molinero y una foto muy especial, en la que los pillaron "con las manos en la masa" de aceituna.


En esta espectacular imagen están en pleno trabajo: Diego Carranza "Esparraguillo", Antonio Sánchez "Zorrito" de pie sobre los capazos, Francisco García "Vitorio", Rafael "el Jalao", Juan Sánchez Fernández (que nos da la foto y los datos) y José "el Constantinero". Principios de los 60's.

Los trabajos en el molino empezaban en la báscula de la entrada para el pesaje de la carga que traían los productores.

Luego, desde esos camiones , carros y burros con serones pasaban a un tornillo sin fin que movían la aceituna hacia una gran tina para lavarlas.

De este lugar, una vez lavadas pasaban a un gran pilón con dos grandes piedras de moler.

Allí se convertían en la masa madre de la aceituna que se trabajaría posteriormente.

Tres personas encima de un carro movían esta masa hacia la zona de los capazos, donde previamente se había preparado un eje llamado aguja donde se irían colocando sucesivamente hasta 40 capazos, uno encima de otro.

En cada capazo vaciaban y distribuían dos cubos de la masa de la aceituna.

Colocados todos los capazos se colocaba una segunda aguja y se colocaba justo debajo de la prensa. Entonces se elevaba el carro para que fuese extrayéndose el oro líquido.

Al final de este proceso se rociaba con agua caliente y se estrujaba bien todo el montante.

Una vez acabado esta parte del proceso se bajaba el carro para extraer los restos del prensado y se llevaba a una serie de pilones (en este molino había 8) que actuaban como decantadores del aceite, convirtiendo aquella masa en lo que finalmente era un aceite fuerte sin colar y muy picante de gran aprecio.

Finalmente se extraía de ahí el verdadero producto que iba a 4 barricas metálicas para su distribución a granel para los compradores.

Esos restos que quedaban aún se le podía sacar algo de producción y se guardaba en un barrica que había fuera para el comienzo de la siguiente temporada, siendo el primer producto del siguiente año.

Como anécdota, me cuenta Juan que, al ir esos restos vertidos al arroyo de las Moreras (por debajo de la fuente del Médico), al igual que el otro molino que había al final de la calle Arroyo, estos salían al río. Allí era donde trabajaba Adolfo con su barca y este se dio cuenta que se perdía mucho aceite en ese proceso, por lo que ideó una forma de captura de ese excedente desechado: Con ayuda del efecto de separación del agua y el aceite y un gran cucharón, recuperaba parte de ese aceite que luego utilizaría para producir jabón a gran escala, en varios lebrillos que tenía allí mismo.


domingo, 12 de septiembre de 2021

La Vuelta al Cole

 Septiembre, mes de nuevos comienzos, de las primeras lluvias y reemprender trabajos y proyectos. Como no es el mes de la vuelta a la rutina y para los niños el regreso a sus calses en el colegio, la guardería...

Seguro que muchos de ustedes tienen bien fijado el olor a goma de borrar, a los colores de cera y la plastilina, el olor a libro nuevo y a la propia clase de primaria.

Bueno, antes era bien distinto, porque en clase fumaba hasta el maestro...

También era el tiempo de estrenar ropa para los niños y de poner rodilleras porque las tardes eran para jugar a las canicas, los trompos, el elástico y muchos juegos tradicionales más en los que acababas por los suelos... ¡Pero qué bien lo pasábamos!

Era tiempo de preparar los babis para la guardería y parbulitos y, antes más que ahora, de poner la vista en paraguas y botas katiuskas. el pantalón de pana, las coderas, los "chalecos" y del "chimilacost" (chemise lacoste) que le llamaba mi madre y mi abuela a la camiseta de interior, no vaya ser que cogiésemos un enfriamiento.

¿Recordáis más cosas? con las primeras lluvias era el momento de salir a buscar caracoles y cabrillas y coger un poco de tomillo y orégano para las aceitunas que pronto hay que aliñar, partir y rallar.

¡A ver quién recuerda más cosas!

El reencuentro con los compañeros del colegio era lo más esperado. Aquí en una foto de Isabel Rodríguez del año 1981 en el patio de la guardería Santa Cruz están: 

Esther Bajo López, Isabel Muñoz Rodriguez y Toñi Doblado Lopera.
Abajo Yolanda Martínez Antúnez, Verónica Carranza Gallardo y M. Ángeles Cartón Pascual.
 
Curso de 1971. Están Desiderio Durán Fernández, David Álvarez León, Carolina Hidalgo Marín, Ana M. Domínguez Cruz, Antonio Triguero Largo, Juan Carlos Moreno López, Francisco Miguel García Pozas, Encarnación Marchal Rosa, Francisco Rodríguez Mantero, Antonio Osuna López, Concepción Ramírez Lopera, de pie Andrés López Galindo, Francisco Javier Carranza Lopera, Rosario Cruz Peláez, Juan José Gómez Prieto, M. Asunción García Mantero, Francisca Rodríguez Martínez, Francisco Osuna Rey, M. Cruz Pérez Naranjo, Juan Molero Osuna y Juan Pedro Rodríguez Mármol.
Curso de 1972: Jesús M. García Martínez, Manuela Durán Fernández, Remedios Durán Fernández, M. Del Carmen Carranza Benjumea, Ana Campos Doblado y Dolores Cribaño Rodríguez.
En la segunda fila: Rafael López Benjumea,  Francisco José Viñuela Naranjo, Carlos Manuel Benjumea López, Antonia Álvarez Martínez, José Manuel Sánchez Fernández, Francisco Carranza Álvarez, Luis Lopera León, Eugenio Izquierdo García, Manuel Vázquez Flores, Manuela Gómez Ramírez, Antonio García Pozas y Ángeles Triguero Rodríguez.
En la tercera fila: Juan Ramírez Lopera, Isidro Cruz Peláez, Gonzalo Álvaro León, José Antonio Carmona Barea, José Luis Ángulo Flores, Fernando Ostos Viñuela, Antonio Fernández Benavides y Francisco Manuel García González.

Guarderia. Curso saliente de 1974. Están de arriba a abajo y de izquierda a derecha: José María Gallego Osuna, Diego León Cano, Antonio García Colorado, Antonio José Polonio Sánchez, Miguel Ángel Domínguez Cruz, Domingo José Villanueva Carrasco, Manuel Benjumea López, Sebastián agredano Sánchez, M. Carmen Hidalgo Marín, Carmen Mantero Pizarro, M. Reyes García Mantero, Dionisia M. Carmona Barea, Concepción Gómez Ramírez, Manuela Cuesta Benjumea, Jesús Carranza Benjumea, M. Reyes Villanueva Carrasco, M. José Tabales Lopera y M. Teresa Aguilera Rodríguez.
Fin de curso de 1975:
Conchi Domínguez Cruz, Luisa Osuna Rey, M. Eloísa Gordillo Pérez, Isabel Carrasco Herrera, M. Dolores Casado Bermudo, Manuela Rodríguez Colorado, M. José Ulines García, M. Del Pilar Gómez Ramírez, M. Del Carmen García Rama, Trinidad Jurado Carmona, Pedro Marín Rosa, Andrés García Mantero, José Francisco Álvarez Martínez, Jesús García Pozas, José María Genicio González, José Eugenio Gómez Prieto, Juan vocero Viñuela, Juan José Santiago Montoro y Antonio Osuna Rey.
Típica escena de los más pequeños en la guardería.
Durante el recreo de los 70's.
Fotos aparecidas en "Peñaflor a través del visor" de Pepe Carranza.
De arriba a abajo y de izquierda a derecha: ___, Miguel A. Melchor, Benjuea, D. Basilio, Curro, ___, Banderas, Manolín, "Dulce", Loli, ___, Angélica, Mª Isabel, Juani, Margarita, Ana, Mª Lola, Mercedes, Lola, Rocío, Mª José Hidalgo, Lorena, Rafael, Mª Ángeles, Aurora, ___, Ana Genicio, Macarena, Zamora, Victor, Francisco Antonio, Carlos Guerrero y Pedro Luis.
Mi padre, Lorenzo Parra Fernández junto a sus hermanos mellizos Balbi y Juan.
Típica foto del colegio de las hermanas Bárbara y Balbina Sánchez Fernández.

Así que solo queda desearos feliz inicio de curso 2021/2022. Tercer curso covid de la historia y esperemos que sea el curso en que por fin superamos está pandemia.
¡Un abrazo a todos los niños que fuisteis, sois y seréis!