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sábado, 26 de diciembre de 2020

Con el traje de los domingos

 Hoy este título casi no tiene significado para la sociedad del capitalismo y el consumismo de hoy, pero hace solo 40 años era toda una realidad para cualquiera de nosotros, que tenía tres, dos o incluso una sola "muda" para todos los días de duro trabajo en las faenas del campo, mi abuelo era uno de aquellos niños que crecieron con un solo par de botas para todo y la ropa que tenía puesta y que cuando lavaba tenía que permanecer sin ninguna otra... cosas de vivir en la posguerra.

Cuando los peñaflorenses de a pie pudimos "levantar un poco la cabeza" eran ya finales de los 50's. Es en esta época cuando se desarrollan nuestras fotos de hoy, ya en plenos 60's.

El traje de los domingos solo se usaban esos días, los domingos y se decía "ir de bonito" cuando nos "arreglábamos" para una ocasión especial como bodas, bautizos, comuniones o, como en estos días, para celebrar la navidad y recibir el año nuevo.

Los jóvenes casamenteros exibían sus mejores trajes en el paseo por la calle largo hacia la estación y de camino al cine de Bello o el de Meléndez.

Con esmero, las madres almidonaban cuellos de camisa blanca y la corbata heredada y las chaquetas de patén eran las más usadas. Mi tío Miguel Parra Cazorla, emigrante exiliado, cuando podía venir desde Francia siempre traía puesta su chaqueta de patén en pleno agosto, y siempre decía que así se conservsaba fresco en aquellos tiempos sin electricidad ni mucho menos ventilador. Lo recuerdo siempre con su sombrero, su traje de cuadritos y su maleta de madera que siempre se llevaba a francia cargada de buenos productos de su añorada tierra y sobre todo mucho amor y recuerdos.

En los 50's, están muchos amigos de la adolescencia. Es la calle Garcia Lorca donde estaba el almacén de Carlos Sierra y donde tuvo la carpintería Sebastián Osuna y hoy está la casa del hijo de Sergio Carranza y las cocheras.

Aquí están: Sebastián Toribio, Juan Osuna, Macedonio López "el carpintero", Pepe (cuñado del carpintero Juan García), Antonio Linares "el Polo" con bufanda de cuadros y Custodio "El Campanero".

Aquí tres amigos desde la infancia saliendo, en la adolescencia, con sus mejores ropas de los domingos: José antonio Muñoz, Pepe García "El fontanero" y Antoñín.

Paseando por "el llano", en mitad de la carretera, está estos adolescentes bien vestidos: Antonio Benjumea, Antonio Sarabia, Miguel Pozas "Mateo", José González "Casco" y Manuel Pizarro Bocero "Coca" (hijo de Carmen Bocero). Se pueden ver al fondo otros grupos de muchachos y a la derecha de la foto el surtidor y los barriles de combustible. También las calles San Antonio (Carretera) y a la derecha el inicio de la calle Guerola (hoy Federico García Lorca). Al fondo a la izquierda, los cipreses del cementerio.

Aquí, en lo que parece el bar de Segovia allá por los 70's donde puedo distinguir a Pe`po "banderillero" José Luis García (hijo de Rosenda y Marido de Maria Dolores Ruiberriz), Juan Calero "El torero Calerio",José Cruz (padre de Esquivela) en el centro y a la derecha a José Asenjo.
Alonso Rosa, Rafael Fernández,  y otros amigos de Antonio Carmona "El Pipa" (el segundo por la derecha) en la plaza de España. Fíjense en la fuente central que aquellos años era tal como es hoy, tras muchos cambios sufridos.

He aquí un hombre "bien puesto" en los 60's. Parece un anuncio de vino "Solear", pero es mi tío abuelo Antonio Fernández Dantas, hermano de mi abuela Balbina Fernández Danta, con su traje de los domingos, muy elegante, y su sombrero de ala ancha con su cigarro negro en los labios. Seguramente fuese alguna celebración tipo boda o bautizo por la mesa repleta y las numerosas botellas de vino o manzanilla. Junto con su hermano, mi tío Lorenzo, se dedicaban al transporte de mercancías en su carro y con su mula que era capaz de ir marcha atrás, e incluso vendieron el famoso "helado de Lagarto" por las calles del pueblo. Sea este recuerdo en su honor, que fue una persona muy conocida y querida en Peñaflor.

domingo, 20 de diciembre de 2020

Personajes de nuestro pueblo: Antonio Naranjo García "El Pregonero"

Hemos tratado de rememorar más que personas, personajes de nuestro pueblo, esos que permanecen en la mente colectiva por su forma de ser, sus acciones y su singularidad. Ya hablamos por ejemplo de Gregorio (tío de Carmela Ruiz), el médico De. Arturo, Lola "la del chozo", el zapatero Alonso Doblado o Francisco Villarino "Chico Minini". Personas entrañables y llenas de buenos valores que aún hoy están presentes a pesar del tiempo. Hoy os traigo otro de ellos, que seguro recordaréis con cariño:

Antonio era un hombre alto y en su vejez prematura caminaba con su bastón por las calles del pueblo, cabizbajo, porque solo veía bultos por uno de sus ojos, pero percibía com nadie otras muchas cosas...

Tenía su casa en la calle San Pedro, junto a su hermana Francisca y su sobrina Ana.

Nació cuando su hermana tenía ya nueve años y, al poco tiempo, sus padres se dieron cuenta que no seguía los objetos con la vista. Tenía cataratas congénitas o "de leche". Se las detectó el oculista D. José Morón, derivado de su hermano, el médico del pueblo D. Baldomero Morón, que tenía consulta en lo que luego fue "La Ciudad de Málaga", en la plaza de la Constitución. 

Sus padres decidieron operarlo cuando cumpliera algún año más y su hermana dejó de estudiar para cuidarlo mientras ellos salían a trabajar.

A los tres años jugueteaba mucho por el comercio de los Fernández (lo que mucho después fue la tienda del portugués) a pesar de su falta de visión.

su padre, faenero, tenía mucha relación con D. Laureano Fernández, quien se hizo cargo de los gastos de la operación, poniéndose en contacto con su hijo Aurelio, médico.Gracias a ellos lo operó, finalmente, D. Ramón Rivas, en su clínica particular. al ser tan pequeño y las curas tan grandes, el niño no aguantaba el dolor y a consecuencia de ello no recuperó la visión de un ojo y la del otro, solo en parte.

A los doce años lo operó de nuevo D. José Morón y esta vez se encargó de las curas D. Baldomero, recuperando parte de la visión en el ojo derecho.

D. Juan Morales, canónigo de Sevilla y tío del cura de Peñaflor D. Andrés Guillén, le ofreció ir a un colegio especializado para ciegos e incluso estuvo ilusionado con la idea, pero cuando supo que tendría que separarse de su familia, decidió quedarse en el pueblo.

Siempre fue conocido en el pueblo, andando de acá para allá con total soltura. Ya de pequeño lo llevaba en "el cuadril" su hermana a su trabajo en los telares de la fábrica.

En su adolescencia se iba al carnaval, al baile de los faeneros en la calle Nueva, tocando el pianillo de manubrio.

Más mayor frecuentaba mucho la iglesia y se le daba muy bien cantar en misa. Así que el sacerdote por entonces, D. Vicente Martínez Seda, hermano de Polonio "El cartero" se lo llevaba de Sorchantre (cantador) a ceremonias importantes a otras Parroquias.

Antes y después de la guerra civil formó parte de los campanilleros y tocaba el triángulo cantando muy bien.

Con 19 años aprendió algo de guitarra con el "Maestro Tacones" que también enseñó a Telesforo Carrera.

Al llegar la edad de realizar la Mili, Paco Ruiz y Alonso Fernández lo llevaron a Sevilla para que lo declararan no apto.

Fue el primer pregonero de Peñaflor y, después de la Guerra, empezó a dar los bandos del Ayuntamiento por las esquinas. Siempre le acompañaba un municipal que tocaba la trompetilla y le leía el bando para que luego él lo voceara.

Al principio le pagaban 15 céntimos y en 1959 cobraba 25 céntimos. Fue cuando se hizo cargo de los cupones y los bandos los pasó a dar Perico.

Ya mayor, en 1980 tuvo una congestión que afectó a la lengua y mano derecha, aunque siempre gozó de buena salud.

Sus grandes aficiones eran escuchar los partidos del Betis y las corridas de toros y siempre que podía, echaba un ratillo antes de comer en el Bar Solis, donde se solía juntar con Machío o el padre de Cristobilla.

Este texto resultó de una entrevista que hizo Mª dolores Ruiberriz a Antonio y su hermana para la revista de feria de 1984. Un abrazo para ella y su buen hacer.

sábado, 12 de diciembre de 2020

La Fonda-bar de Bello

Lugar emblemático, donde los haya, este bar situado en la Plaza de la Libertad (hoy José Francisco Ruiz Muñoz), en la estación, es un establecimiento monumental que por desgracia hoy en día está en desuso y con gran deterioro.

Fue bar y fonda (hospedaje) muy apreciado perteneciente a la familia Bello y en sus habitaciones era habitual la parada de viajantes de paso... y sobre todo uno de los mejores cafés del pueblo.

Yo ya lo conocí como bar Vikingo, cuando unos nuevos propietarios lo ostentaban en los 80's, pero hoy en día aún muchas personas mayores lo recuerdan como la fonda de Bello.

Aún recuerdo, siendo muy pequeño, el olor a café de todo los alrededores y las noches de verano en los veladores de su terraza, la más amplia del pueblo, al fresco de la plaza de la estación.

Entre las bellas aportaciones de fotos nos llegaron estas de la Familia García Osuna a la que desde aquí agradezco enormemente su gran aportación y amistad.

Pepe García, que siempre se recordará como "Pepe el Fontanero", hizo muchos trabajos diferentes a lo largo de su vida, como ya hemos visto, como repartidor de bebidas con Miguel Pérez Estévez "El Molinero", y en su etapa más adulta como fontanero reocnocido en el pueblo, de ahí su apodo de orgullo. Como aquí, bien joven trabajó en dicho Bar-fonda de Bello

Aquí está Pepe García muy joven, enseñando al niño Andrés Bello a echar una cerveza... en la barra del bar. Se ve al fondo el emblemático alicatado y la máquina de café que hacía un producto aún recordado.

Aquí, Pepe García trabajando en la barra del mismo bar junto a Manolo Villarino "El del camión", en un momento de descanso tomándose una verveza y un refresco junto a lo que parecen ser unas aceitunas de la lata de la derecha. Al fondo se puede ver la máquina de café, una propaganda en forma de Toro de Osborne, los fusibles eléctrico y el pozarrín de comandas y precios de CocaCola.

Pepe, esperando al cliente en la barra bastante joven. Al fondo se aprecia el molinillo de café eléctrico y las bebidas en sendas estánterías integradas en los emblemáticos azulejos del bar.

 
Publicidad de la fonda Bello aparecida en la revista de "feria de ganados y fiestas de Peñaflor" de 1945. "¡¡A tres milímetros de la feria!!" Junto a la estación.

 

 
Esta otra publicidad apareció en la revista de Feria y Fiestas populares de Peñaflor de 1958.

Esta otra publicidad, también muy llamativa, aparecía en la revista de "Fiestas en Honor a la Stma. Virgen de Villadiego" de Peñaflor de 1948.

 
Esta otra publicidad corresponde a los siguientes propietarios del famoso bar de la plaza de la estación del ferrocarril. En este caso José Membrives, aunque popularmente siempre se ha conocido como Bar Vikingo. fíjense como se llamó la plaza por entonces, José Molle.

Imagen restaurada de la fonda de Bello muy remota, en 1914. Esta foto apareció en la publicación "Peñaflor a través del Visor" de Pepe Carranza. Puede verse la plaza de la estación de tren totalmente terriza. A ella llegaba multitud de ganado de paso entre poblaciones, así como la diligencia que venía de Córdoba hacia Sevilla y a su regreso. Peñaflor suponía una parada obligada y de gran importancia como posta de descanso entre poblaciones y dada su distancia a las capitales. Ya desde la época andalusí lo era así en el camino por la margen derecha del Guadalquivir, siendo las poblaciones de parada desde Córdoba: Almodova (Almudawar Al-Adna), Posadas (Aljanadiq) y Peñaflor (Mudawar Al-Sadif) todas aproximadamente a 21 km, distancia que recorría normalmente un hombre a pie durante una jornada diurna.