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domingo, 4 de septiembre de 2022

El trabajo con mulos, burros y caballos.

 Animales nobles y sacrificados en las tareas que han acompañado en los trabajos del campo hasta no hace tanto, cuando llegaron los primeros tractores (que no tenían ni cubiertas en las ruedas) y que fueron sustituyendo la mano de obra numerosa de braceros por el motor de combustión. Justo antes de eso había máquinas tiradas por grandes recuas de mulas.

Mi abuelo, desde los 6 años, transportaba costales de trigo y harina desde la Puebla al paso del tren por el Priorato en mitad de la noche, con la ventaja de que el animal conocía el camino de ida y vuelta.

Otros animal extraordinario es la mula que llevaban mis tío Antonio y Lorenzo para transportar los bártulos desde la estación a los comercios. Los mayores recuerdan su nobleza y cómo era capaz de entender las órdenes de mis tíos incluso para cesar hacia atrás.

También se conocía la mula de los harrieros, los piconeros, los caleros, chatarreros... e incluso los basureros. En el campo eran habituales en casi todas las tareas pues, como dijimos, no existían apenas vehículos motorizados.

Los burros más conocidos y más recientes eran los de "El Cabecilla" de La Puebla como los que iban a la celebración del Día de Todos los Santos a Almenara. Hay que decir que no todo el mundo trataba del buen modo a estos animales tan nobles.

Hoy en día, nuestros caballistas del pueblo son grandes jinetes a doma vaquera, en su mayoría, con cada vez más adeptos y jóvenes caballistas tanto hombres como mujeres. Picaderos como el de Antonio Fernández y Jose Antonio Sánchez están poniendo en el mapa a nuestro pueblo como punto importante de la doma ecuestre, así como las ganaderías caballares locales que han tenido siempre cierta fama.

Hay que resaltar también la labor en el campo de la tauromaquia, que tuvieron Pepe Cova o Isidoro Rubio como grandes picadores.




En esta última foto aparece Francisco Muñoz más conocido como "Paco el Chucho".

En estas fotos aparece Antonio Rodríguez "Polvorilla" QEPD, muy conocido en el pueblo por su trabajo y su carácter afable con todos. Las mulas, con su potente fuerza cargaban grandes pesos y arrastraban pesadas cargas y carros. También se usaban por su nobleza y su coordinación en yuntas de dos y más animales.
 
Estas cuatro primeras fotos fueron cedidas por Isabel Rodríguez "Polvorilla", una gran amiga de este blog con preciosos recuerdos.

 
Francisca Márquez, Encarna Rodríguez y Lupe García Márquez en burro. Esta es una foto genuina de este día tan celebrado.
 
 
Con un mulo repartían el pan los más jóvenes por las calles y cortijos. Aquí están Manuel López Doblado abajo y Macedonio López sobre el animal.
Gracias a Toñi Vivas por cedernos estas impagables imágenes para que todos podamos volver a recordar aquel embriagador olor del pan de obrador.
 
 
En esta fotografía aparecen lo familiares y los niños que son los hermanos de Mari Hermán. Ella era aún muy pequeña. Es de principios de los 50's.

Esta foto nos la cedió Mari Hermán, madre de pepe Ruiz Hermán (Alcalde de Peñaflor).

Un especial momento de amistad es el día de Todos los Santos, para nosotros "El día de Almenara". Aquí José Luis García (hijo de Rosenda) con unos amigos sobre un burro en Almenara.
Esta foto es del álbum de Jose Luis García y Mª Dolores Ruiberriz
El día de Todos los Santos en la finca de Almenara: Lázaro Aguirre, Manolo Carranza “Espárraguillo”, Pepe “Bonachera”, José Antonio el del estanco, Antonio Bravo y Paco Solis. Por detrás Dolores Domínguez "la Puchera" y Mari Carranza "Esparraguillo" en almenara 1962.
Esta foto la cedió Paco Solis.

 
Aquí en una escena cómica está Francisco Villarino "Chico Mínimo" tirando de la cola de la mula, mientras algunos amigos hacían piruetas a lomo de la mula. El lugar es en el cruce de las actuales calles José Reina y Federico García Lorca, antigua Guerola, y antigua calle de las cruces o "las callejas", donde se situaba el bar de Chico.

Esta foto es cedida por la familia de Paqui Villarino.

Esta foto es muy curiosa por vario motivos: En ella aparecen El Cabo Rosa sobre el caballo Blanco y, al otro lado, Ángel Benítez Delgado montando el caballo marrón. En el centro parece ser Pedro Gómez, "el casero" de Almenara. 
Esta foto nos la cede Antonio Benitez, hijo del guardia civil de antaño en Peñaflor conocido por el mismo apellido.

 Aquí está la famosa mula conducida por mis tíos abuelos Lorenzo y Antonio Fernández Danta. Están en la plaza de la Estación a finales de los años 50's.
Esta última foto forma parte de mi propio álbum familiar.

domingo, 19 de septiembre de 2021

Cómo se trabajaba en el molino

 Hoy en Peñaflor ya no queda ningún molino de producción de aceite ni harina, antaño bien cotizados por los alrededores y de gran demanda entre los peñaflorenses que tenían gran extensión de olivos y trigo de secano. Con la llegada del regadío en los 60's las tierras se transformaron y tendieron a cultivos como los frutales y las hortalizas. Atrás quedaron las grandes extensiones de algodón, sorgo, cebada, trigo... Y sobre todo de olivo y viña. 

Hoy nos centramos en un oficio perdido, el de molinero y una foto muy especial, en la que los pillaron "con las manos en la masa" de aceituna.


En esta espectacular imagen están en pleno trabajo: Diego Carranza "Esparraguillo", Antonio Sánchez "Zorrito" de pie sobre los capazos, Francisco García "Vitorio", Rafael "el Jalao", Juan Sánchez Fernández (que nos da la foto y los datos) y José "el Constantinero". Principios de los 60's.

Los trabajos en el molino empezaban en la báscula de la entrada para el pesaje de la carga que traían los productores.

Luego, desde esos camiones , carros y burros con serones pasaban a un tornillo sin fin que movían la aceituna hacia una gran tina para lavarlas.

De este lugar, una vez lavadas pasaban a un gran pilón con dos grandes piedras de moler.

Allí se convertían en la masa madre de la aceituna que se trabajaría posteriormente.

Tres personas encima de un carro movían esta masa hacia la zona de los capazos, donde previamente se había preparado un eje llamado aguja donde se irían colocando sucesivamente hasta 40 capazos, uno encima de otro.

En cada capazo vaciaban y distribuían dos cubos de la masa de la aceituna.

Colocados todos los capazos se colocaba una segunda aguja y se colocaba justo debajo de la prensa. Entonces se elevaba el carro para que fuese extrayéndose el oro líquido.

Al final de este proceso se rociaba con agua caliente y se estrujaba bien todo el montante.

Una vez acabado esta parte del proceso se bajaba el carro para extraer los restos del prensado y se llevaba a una serie de pilones (en este molino había 8) que actuaban como decantadores del aceite, convirtiendo aquella masa en lo que finalmente era un aceite fuerte sin colar y muy picante de gran aprecio.

Finalmente se extraía de ahí el verdadero producto que iba a 4 barricas metálicas para su distribución a granel para los compradores.

Esos restos que quedaban aún se le podía sacar algo de producción y se guardaba en un barrica que había fuera para el comienzo de la siguiente temporada, siendo el primer producto del siguiente año.

Como anécdota, me cuenta Juan que, al ir esos restos vertidos al arroyo de las Moreras (por debajo de la fuente del Médico), al igual que el otro molino que había al final de la calle Arroyo, estos salían al río. Allí era donde trabajaba Adolfo con su barca y este se dio cuenta que se perdía mucho aceite en ese proceso, por lo que ideó una forma de captura de ese excedente desechado: Con ayuda del efecto de separación del agua y el aceite y un gran cucharón, recuperaba parte de ese aceite que luego utilizaría para producir jabón a gran escala, en varios lebrillos que tenía allí mismo.


sábado, 6 de febrero de 2021

1945: Feria de ganados y Fiestas en Peñaflor

 Hace unos días, nuestra amiga Mari Cruz García Osuna nos hizo llegar un tesoro en forma de documento que ha pasado a ser nuestra revista de feria más antigua publicada en el blog. 

Una reliquia como esta merece ser revisada y estudiada porque nos dará las claves de los cambios sucedidos en nuestro pueblo en todos estos años.

Para empezar el título de la revista es bastante esclarecedor, ya que se refiere a nuestra fiesta grande como una feria de ganados, origen de casi todas las ferias de nuestro alrededor, de caracter popular y económico adosado al día de la festividad de la Romería de nuestra Patrona.


Igualmente de sorprendente es el programa de feria que recoge este evento ganadero entre otras curiosas actividades en los días que dura la festividad.

Por todo ello os adjunto la revista completa y paso a analizar con un poco de detalle cada página:


Comenzaré a desgranar la revista de atrás hacia adelante:

En todas las revistas de estos años la publicidad de mayor calado y el mayor aporte a esta revista era el de la Fábrica de Harinas de Epifanio Sánchez Pastor, que además daba esa solera al pueblo con mucho trabajo en la, por entonces, fábrica de Harinas. Luego se diversificó con los tejidos de yute que dio aún mayor número de jornales, sobre todo a las mujeres del pueblo. También se refleja la fábrica de electricidad con la fuerza de la turbina de la aceña y el teléfono, el 4.
Paquetería y ultramarinos eran tiendas habituales que vendían a granel hasta el perfume, la sal o el azúcar... por jícaras el chocolate, y usaban el almuz y medio almuz como medida para los comestibles.
Siempre nos llamarán la atención aquellos antiguos comercios, sus nombres y sobre todo las elocuentes publicidades en nuestras revistas. Los ultramarinos y los comercios que tienen de todo hacían las delicias de todos como la de la familia mendoza y "La Mona".

¡Madre mía! Si esto se escribiese hoy... ¡Gran surtido en drogas!... menos mal que se refiere a productos de droguería...

¿Se sirve a domicilio viniendo a recoger los encargos? jejeje

Todos tenían unas alpargatas andarinas...

Y qué decir de casa Carrasco y que te sirva doña Inés el bien beber...

Buena pluma la de Joaquín Mañas y curisa foto de la romería en carreta tirada por bueyes.
Vino sin agua... sin decirlo, lo dice todo de las calidades de los vinos...
Aquí también nos sale la tienda de Pascual Sierra en la morería. 

Fotos de la época de las casas de nuestra Patrona.
Dos comercios emblemáticos que han perdurado en el tiempo, La Ciudad de Málaga, aquí todavía en Antonio Parias (calle Juan Carlos I/ Calle Largo) y que luego pasó a estar en la plza de la contitución/ la Plazoleta.
También aparece el "Café Central" , lo que hoy es el Bar Central, innovando con la instalación de billares y regentado por la Viuda de Francisco Carrera. Aún hoy sigue abierto el Bar Central y ostentado por la familia Carrera. Toda una joya de Peñaflor.

En la calle Brigada martóin conde/ Calle Arroyo estaba el ultramarinos de Asunción y la panadería de Rosenda en la calle Ramón y Cajal, una de las calles más al norte del pueblo por aquel entonces.
Una foto de la juventud de entonces vestida de romería y el anuncio de una "novela de actualidad".
A partir de ahora os presento la programación de aquella Feria. Leedlo con detenimiento:

La salida de la Virgen de su romería era bastante tarde y el camino muy rápido comparado al de hoy en día en romería.
Llama la atención el toque de "alegres dianas" a las 7 de la mañana y las pruebas deportivas de carreras pedestres y salto de altura.

Deportes, premios, bailes, circo, teatro, cine (unas fiestas bastantes completas y divertidas)... no digo nada del concurso de. "Tio más Feo".
Otra curiosa foto de la romería de los 40's y algunas publicidades de Lora del Río.


Aquí la publicidad de la Panadería de Antonio Galvez y del Bar- Fonda de Bello, lo que luego fue Bar Vikingo, en la plaza de la estación/ de la Libertad/ José Francisco López Muñoz.

Publicidad de la Pânadería del Trillo (Eduardo González) en "el barrio de San Luis del Monte" y del Tejar y materiales de construcción de Linares.
 
En las siguientes páginas se hace un esbozo de historia general de Peñaflor resaltando algunos hitos. Aunque está repleta de tópicos el mérito de esta publicación es el adentrarse a dibujar un pasado de Peñaflor hasta aquellos días en que se editó la revista, denotando la gran cultura de su redactor.
 



A continuación, un escrito de Severiano Robles nos muestra una visión romántica y llena de florituras del lenguaje y riqueza del vocabulario que roza la pedantería, seguramente de la amplia cultura y a la vez sentimientos de su autor.
La siguiente imagen bien definida nos muestra a la Patrona, Ntra. Sra. de Villadiego (la imagen actual) pero bastante cambiada por llevar puesto el rostrillo al gusto de la época.

Otras publicidades curiosas como la de la tienda de Antonio Martínez  y del almacen de Manuel Pérez (Chacinas) que iría aumentando su expansión hasta configurar el almacén y el supermercado tan recordado en Peñaflor.
Por último os dejo la singular portada de la revista, colorida y llena de simbolismo de la feria pero a la vez  al gusto de las imágenes femeninas de la época, de las postales y revistas.
Espero que les haya gustado y recuerden, en vuestros cajones y arcas a veces aparecen tesoros como éste, esperando a que vuelvan a ser admirados por todos los cucos. Estaremos encantados de hacer esta importante labor de dar a conocer y poner en valor nuestra historia reciente, nuestra memoria del cuco.


domingo, 16 de septiembre de 2018

La Cooperativa del pan de Peñaflor

Ya hablamos hace tiempo sobre la tradición panadera de Peñaflor, afamada por su forma artesanal de elaboración y el sabor inconfundible del pan de pueblo.
Mucho se habla hoy de la calidad del pan industrial y los beneficios que tenía el pan de leña que, a parte de ser mucho más saludable, su proceso de fermentación era mucho más lento y con él su conservación. Se podía comer varios días después y eso era fundamental para los trabajadores del campo, los cortijos y las propias casas de los trabajadores.
Pues en Peñaflor hubo y hay buenos panaderos como Rosenda y Jose Luis y Paco "Pan de Rosenda", Eduardo y Antonio González "El Trillo", Juan Bautista Riejos "El Conejo", Antonio Gálvez "El Pollito"... que con el tiempo derivaron en una panificadora común en forma de cooperativa que los modernizó definitivamente.
Aquí os traigo alguna de las fotos que demuestran el buen ambiente y buen hacer de sus trabajadores de aquella época en los años 60's:
En esta espectacular estampa los panaderos de Peñaflor trabajan mano a mano en la cooperativa. Podemos ver a Antonio Peligro, Antonio González "Trillo" y Eduardo González "Trillo", Antonio Mallén "Pollito" y Antonio Gálvez, Manuel López "Jarapo", Román Ortiz "de la Morería", entre otros. 

Aquí Juan Recio esperando que saliera el pan del horno, mientras Manuel López Doblado sostiene una barras de pan para meterlas al horno y Antonio Peligro maneja la pala para sacar el pan del fondo. Bastante faena tienen en las estanterías repletas de panes elaborados por sus manos dispuestos a ser dorados a fuego lento.


Con un mulo repartían el pan los más jóvenes por las calles y cortijos. Aquí están Manuel López Doblado abajo y Osuna sobre el animal.
Gracias a Toñi Vivas por cedernos estas impagables imágenes para que todos podamos volver a recordar aquel embriagador olor del pan de obrador.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Recuerdo de un maestro: Curso del 92

Ahora que estamos en plena vuelta al cole, vienen a la memoria tantos y tantos de nuestros maestros que nos ofrecieron su labor en aquella época de la infancia, marcando sin duda nuestro futuro, y aún nos hacen rememorar alguna anécdota con los compañeros con los que crecimos.
Algunos ya no están, aunque su trabajo quedará por siempre en nosotros. ¿Recordáis?: D. Ramón, D. Lorenzo, Dª Luci o Dª Lola, D. Francisco Villanueva o D. Manuel Muñoz.
En esta ocasión, nos centraremos en la figura del magnífico docente D. José Luis García, marido de Dª M. Dolores Ruiberriz, también magnífica docente, que se nos marchó con premura pero habiendo dejado su impronta en nosotros. En 1992, esta foto representa su último curso y refleja el ambiente de clase que genera un buen maestro.
Desde aquí, un sentido homenaje a todos los maestros que pasan y pasaron una vez por el colegio Pedro Parias, en especial a José Luis. Todos les debemos algún aspecto de nuestras vidas a aquellos que nos enseñaron una vez.

Sobre estas líneas su curso 92-93:
Antonio Conde, Rocío Sepúlveda, Rafael Ortiz, Rosi Genicio, Ana Antúnez, Marino, el maestro José Luis García, Bruno García, Francisco Jesús Martínez, Cristina, Ana Doblado, Antonio Osuna, Irene García, Francisco Pérez, Albert Iglesias, Cristina Rodríguez, Ivan Pizarro, Juan Antonio Torres.

miércoles, 12 de junio de 2013

Las Panaderías II: La Panadería del Trillo

Esta panadería tiene su origen en el matrimonio formado por Antonio González y Juana Cruz a principios del siglo pasado.
Viviendo en la Calle San José (En la misma casa que luego viviría Hortensio), él trabajaba en la Fábrica de Harinas y en un pedazo de tierra de su propiedad y a pesar de ello, el dinero les venía tan justo que para evitar que sus hijos comenzaran a trabajar a edad temprana, Juana, con el enorme espíritu que le caracterizaba encarga al carpintero un Trillo manejable, haciendo ella desde entonces las labores de trilla en el campo. Así, Juana la que trillaba, fue desde entonces, Juana “la Del Trillo” o “La Trilla”, apodo que es para sus descendientes símbolo del tesón de sus antepasados y su lucha ante la adversidad.
Trillo de madera con las piedras de pedernal incrustadas para trillar en el campo. Este apero era arrastrado por una yunta de mulas, bueyes o en los peores casos por una persona. Pero lo normal es que lo arrastrara una mula y encima de la madera hiciera de peso una persona.

Cuando tuvieron la posibilidad de comprar una casa grande y con posibilidades así lo hicieron, adquiriendo la casa en la calle Ruedo Vía que aún conserva la familia.
Primero montó allí una posada para los harrieros que pasaban por el pueblo.
A sus hijas les enseña a coser y cocinar, y a sus hijos intenta que trabajen en distintos colocaciones, haciéndolo en la Presa, El Corcho…
En este momento Juana emprende un negocio que seguirían por generaciones, haciendo el pan que tanto alababan sus vecinos y que su hijo Eduardo vendía con una “jaquilla” por las calles de Peñaflor.
Portaba bobas de a kilo que se guardan en tinajas o costales con paja.
Eduardo se enamora de su futura mujer, Rosario y en los años 20 se casan, yéndose a vivir a la calle Arenilla, donde estuvo la Panadería de Damián, y también se independizan como panaderos.
Nacen sus dos hijos, pero como el negocio no les vá bien, vuelve a trabajar junto a sus padres y a vivir en la calle Arroyo.
Muchos trabajadores pasaron por aquella panadería, recordándose antes de la guerra a Pepe Carranza y María Aldije. También se recuerdan a Sebastián, a Los Doblado, a Pepe “El Fontanero”, Antonio Bonachera y muchos otros, como un palmeño que vendía molletes por la calle pregonando “¡Molletes que van calientes!”.
El pan integral ya lo hacían por entonces, pero sin saberlo, ya que al no tener medios para separar el salvado del trigo, simplemente era el modo en que se hacía.
Por los años 50 Charín González monta una confitería en la que emplea a Paquito Bonachera y ella aprende a hacer bollitos de leche de la mujer de Epifanio y pasteles de distinta clase de un confitero cordobés. Este negocio fue fugaz, y al mismo tiempo seguía funcionando la panadería.
Cuando se crea la Cooperativa (que nombrábamos en la anterior entrada de Panaderías) ellos pertenecen hasta disolverse ésta y hace unos 40 años que dejó de ser horneado el pan en la casa donde comenzó el negocio Juana.
Como anécdota, Eduardo encontró en uno de los vagones de tren a un ternero recién parido al que habían dejado sin su madre y que criaron como un perrillo faldero en casa, durmiendo entre las otras bestias de labor pero siendo totalmente manso, incluso jugaba con sus hijos, hasta que un día ya como novillo envistió a una de sus visitas, teniendo que sacrificarlo por miedo, aunque por el cariño que tenía no quiso siquiera probar su carne.
Peñaflor, un lugar privilegiado donde siempre ha lucido el sector servicio con sus negocios, oficios y talleres de aprendices, donde las brillantes ideas han cambiando el rumbo en los peores momentos y donde su gente, los cucos, han sacado fuerzas de flaqueza para ser cada día mejores. Ese debe ser el espíritu que hoy por hoy nos ayude a seguir adelante, peñaflorenses.

lunes, 6 de mayo de 2013

Las panaderías: La panadería de Rosenda

Al igual que otros gremios de tradición y fama en Peñaflor como el de los zapateros, los panaderos han ocupado desde siempre un rincón especial en el corazón de los peñaflorenses.
Multitud de panaderías han ido surgiendo, y todavía lo siguen haciendo por todas las calles de nuestro pueblo, aunque las tradicionales conservan ese sabor y olor característico, como cuando íbamos con nuestra madre a comprar un mollete o unos dulces con nuestra talega de tela.
Hoy os contaremos la historia de la "Panadería de Rosenda", que hoy en día ya no disfrutamos pero que hace solo poco más de una década todavía seguía en la calle Ramón y cajal.
Su historia comienza a principios del siglo XX, cuando Manuel Sánchez Salguero contrae matrimonio con Rosenda Sánchez Gallego y arrendarían una panadería en Lora del Río, viviendo allí por un tiempo.
En 1907, ya viviendo en la calle Ramón y Cajal nº 20 de Peñaflor, nace su hija Atanasia quien continuaría con su negocio, y luego también nacerían María y Antonio.

En 1930, Atanasia se Casa con Alonso García Muñoz, también panadero, trasladándose a La Puebla de los Infantes, trabajando en la panadería de Luis Angulo.
4 años después, con la muerte de su padre, se hacen cargo de la panadería familiar en Peñaflor y tuvieron a sus hijos Manolo, Paco, Rosenda y Pepe Luis. Los dos mayores empezarían a trabajar en este negocio con 10 o 12 años, junto a Pepe Recio.
Otras personas que trabajaron en esta panadería fueron Francisco Pedroso, Alonso Gallego, Antonio Bonachera (comenzó siendo un niño), Enrique "Lagañita" y por último Antonio Peligro con Carlos Doblado y Román si hacía falta.
En 1965 deciden reunirse las 4 panaderías de Peñaflor en una cooperativa llamada AGRUPANFLOR S. L. comprando un solar en la calle Huelva y siendo sus socios Antonio Mallén Rodríguez, Juan Riejos Fernández, Atanasia Sánchez Sánchez y los hermanos Antonio y Eduardo González Cruz, siendo apoderados los hijos de Atanasia.
Allí trabajaron: Alfonso Gallego, José Recio, Sebastián Peligro, Manuel López Doblado, Sebastián Gallego, Antonio Sánchez Morente, Arévalo, Román Ortíz, Curro, Castillo, José Antonio Colorado, Carlos Doblado y como limpiadora Antonia la de Escudero.
En 1982 se disuelve dicha cooperativa y el mismo año, los hermanos Manuel y Francisco García Sánchez montan una panadería en el local del antiguo Bar "El Loro" en la plaza Virgen de Villadiego, propiedad del suegro de Francisco.

Manolo García, Pepe Recio, Antonio Bonachera, Paco García y Jose Luis García en la Panadería de Rosenda. 

En la panadería se hacían teleras cordobesas, bobas, cantos y molletes. A los 18 años, Paco aprendería en Córdoba a hacer vienas de pan blanco (en la época de escasez se hacían de harina de cebada o maiz en vez de trigo).
En 1945 la panadería comenzó a modernizarse: Se implantó un nuevo horno que cambió la jara por leña para calentarlo y el "malacate" maquina accionada por un burro para refinar la masa) se cambió por  una refinadora mecánica.
Tras la guerra, el pan se daba en los despachos a través de los cupones de las cartillas de racionamiento. Vendiendo el escedente de este bien tan preciado.
Antes el pan se amasaba de día y se repartía a caballo o mulo por la tarde, pero tras la guerra se amasaba de noche y repartía por la mañana.
Aún recuerdo a Paco y Manolo y su mujer Carmela, en su panadería del horno y  Ramón y cajal.
Los oficios son la esencia de los pueblos por eso siempre deberían prevalecer.