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domingo, 22 de noviembre de 2020

La mujer en nuestros pueblos: Un papel fundamental

 Estamos llegando a una fecha señalada en el calendario (25N) día marcado por la lucha contra la lacra social que aún persiste de la Violencia de Género. Creo que una buena forma de luchar contra esto es hacer visible a todas esas mujeres que son tan importantes en nuestras vidas (abuelas, madres, hermanas e hijas, entre otras) y que son tan importantes en la vida de nuestros pueblos.

Parece que hoy en día esa imagen de la mujer rural se va superando, gracias a la independencia económica y el acceso a los estudios y trabajos en condiciones más igualitarias. Pero hay mucho camino que recorrer aún, no solo en los pueblos sino en la propia mente de la sociedad. Aún se sigue viendo con recelo que la mujer sea la que traiga el principal sustento al hogar o que simplemente se repartan las tareas de la casa y la crianza de los hijos (en todos los aspectos) sea cosa de la madre pero igualmente del padre.

Desde el nacimiento, la mujer rural ha venido siendo muy condicionada con los prejuicios sobre sus normas de comportamiento y conducta, sus limitaciones sociales y sus deberes impuestos. "Las niñas de rosa y los niños de azul". Menos mal que la sociedad está empezando a superar la imposición de roles tan marcados y que la limitación sea las aspiraciones personales de cada uno y sus necesidades.

en esta foto la abuela Concha (del bar de Dionisio y Concha) con uno de sus nietos, hijos de Conchi Osuna (aún se conoce como la mujer de Pepe "El fontanero").

Conchi García Osuna, sonriente con ropa hecha por las mujeres de su casa. Ha sido la generación que ha podido estudiar plenamente y actualmente tiene un trabajo bien remunerado y reconocido. Tanto su hermana como sus hermanos han podido desarrollar sus estudios y trabajar en igualdad de condiciones. Su madre me contó que estudió cuanto pudo gracias a aquellas cátedras ambulantes de la etapa franquista, hasta el límite de conocimientos que le ofrecían. 

¿Hasta dónde hubiesen llegado nuestros abuelos y abuelas de tener las oportunidades de hoy en día?

La escuela hasta los 70's estaba separada por sexos e incluso el curriculum educativo estaba condicionando desde la cuna a cada sexo. En las partidas de nacimiento a las madres "amas de casa" se les ponía, al referirse a su trabajo "Propios de su sexo".

En la enseñanza rural, como en la de los pueblos de colonos, a los niños se les educaba en labores del campo y de desarrollo rural y a las niñas (futuras amas de casa) en labores de cocina, costura, crianza de los hijos, etc. Hoy en día se ve muy lejano, pero ¡hace solo 50 años de aquella forma de entender la sociedad!

En el convento de San Luis del Monte, al ocuparlo la congregación de las hermanas de la Cruz, disponíamos de una escuela y hogar para niñas. En la planta de arriba estaban las dependencias y las habitaciones de estas niñas necesitadas y huérfanas. Las educaban religiosamente y en esas "labores propias de su sexo"

Arriba están, de izquierda a derecha: Elena Bello, Ana Mari Mendoza, Concha Linares, Margarita Reina, Matilde Chica, Manoli Triguito, Mari Carranza, Rosarito Bravo, Loli Carranza y Antoñita.
Abajo: Teresa Mendoza, Paqui Naranjo, Rosarito García Ortega, Aurelina Mallén, Paqui Mijes y Rosarito Bajo.

Casi sin darnos cuenta, la sociedad nos educa para las labores asignadas e impuestas para cada sexo. A los niños se les regala camiones, balones, pistolas, motos de batería... y a las niñas cocinitas, muñecas, maquillaje...

Muy pronto, con corta edad, se les asignaba la ayuda en la crianza de sus hermanos y otros niños del entorno, cosa que a los niños varones, no. 

Aquí la niña Soledad Sepúlveda sujeta el carro de Conchi García Osuna. a su lado su hermano Desiderio, junto con la abuela Concha y su madre Conchi Osuna por la carretera de Lora del río, a la salida oeste de Peñaflor.

Pronto, ¡muy pronto! las niñas, sobre todo si eran las hermanas mayores, se dedicaban a cuidar a los más pequeños... más si eran familia numerosa... y dejaban de ir al colegio para ayudar en esto y en las labores del hogar, sino ir también a traer un sustento al campo o "sirviendo" en alguna casa como criada, cocinera...

Aquí Conchi Osuna en la escalera del bar de su padres, en la calle actual Federico García Lorca, cuando era adolescente. Todavía porta una muñeca de su infancia. El paso de niña a mujer era muy rápido para las féminas de aquellos años.

Además de las labores del hogar, las jóvenes de la casa debían ayudar al sustento familiar yendo a trabajar al campo. Se las apreciaba mucho por su delicadez en la manipulación como por ejemplo recolectando algodón o entresacando trigo. Aquí está sonriente Isabel Rodríguez "Polvorilla" junto con su padre y hermano en el trigo.

 
La educación las había hecho felices siendo útiles en el hogar y, aunque debían tener la autorización de sus maridos para poder comprar cualquier cosa para su casa, recibieron con ilusión su primera labadora... que al menos mitigaría la tediosa labor de labar en la pila o incluso en el arroyo. Eso fue cuando el agua corriente llegó a Peñaflor y no tenían que traerlas desde las fuentes públicas. Aquí Isabel Rodríguez posando junto con una labadora de tambir superior de aquella época de los 70's.

  

Una de las labores que más disfrutaban las mujeres de entonces era la costura y los trabajos manuales. Con la profesionalización y el reparto de tareas del hogar y el trabajo fuera de casa, estas labores han quedado relegadas, por lo que muchas costosas labores como el ganchillo, el punto de cruz o el encaje de bolillos se está perdiendo de los pueblos. Solo las manos expertas de aquellas mujeres de entonces conservan esas técnicas intactas, aunque con la edad la vista es lo que impide que prosigan con tan minuciosa labor.

Había trabajos a los que sí accedían, pero en contadas ocasiones, las mujeres de los años 50's, 60's y 70's. Eran las labores de educación, como maestras, y cuidados, como la enfermeras. Aquí las hermanas Carranza Carmona conocidas como "Las Celestinas" en su labor del auxilio social junto con una bandera española de la época. 
La señorita María llevaba las niñas de catequesis hacia misa. Además de lecciones en la escuela, enseñaba normas y valores y otros saberes como la costura.

 
En las celebraciones religiosas desempeñan una labor especial desde siempre, aunque oficialmente no ocupen el lugar que merecen. Aquí unas devotas llevando la cruz de guía en el regreso de nuestra patrona a su ermita. Una de Ellas es Ana Carranza "Celestina" junto a su hermana y otras amigas. año 1948. 
El velo y la longitud de la falda eran una imposición de decoro social en las mujeres hasta hace no mucho tiempo en los pueblos, sobre todo en celebraciones religiosas. Con el aperturismo de los 70's apareció la minifalda, el bañador y los bikinis y, aunque parezca extraño, se pudieron poner pantalones por primera vez sin ser mal vistas por la sociedad. Una de las mujeres que primero vi con pantalones fue mi tía Concha Mármol, que vivió siempre soltera y trabajó sirviendo en Madrid, hasta su regreso a Peñaflor. Otra cosa mal vista eran detalles como ir sola, no estar casada a cierta edad o beber y fumar en público... cosa que por supuesto a los hombres le suponía todo lo contrario... reconocimiento.

También aprendían oficios y labores para llevar un dinero extra a casa a la vez que socializaban con el resto de mujeres. Aquí en la costura de "La Nieves" en 1961 en la que están entre otras: Francisquita Naranjo, Paquita Ávila, Nieves Ávila, Carmelita y Aurora

El ocio femenino también pasaba por la moda y la costura y otras aficiones que estaban bien vistas. Siempre en grupos del mismo sexo... hasta aquella canción de "los chicos con las chiiiicas... quieren estar... quieren vivir..." que vino en la era del cambio, la escuela mixta, la democracia...

Uno de los días grandes para las jóvenes de nuestro pueblo era la cabalgata de Reyes y el papel de Estrella de la Ilusión, algo parecido como "Reina de la Fantasía o de la Belleza" a nivel local.


 
La ilusión en sus caras el día que se sienten princesas como damas de la cabalgata de Reyes. Un momento muy especial para las jóvenes amigas: La coronación de la Estrella de la Ilusión en la Cabalgata de Reyes Magos. Aquí Loli Moya como Estrella y sus damas de honor Rosario García, Paula Gómez Rosado, Oliva Muñoz Muros y Carmelita Sánchez, Elisa Ramírez, Trini Cruz y Paqui Fernández Mármol.

 
 Las calles se llenaban al atardecer de risas, canciones y fragancias frescas de las jóvenes que iban a dar su paseo hasta la estación, el cine Bello o el de Meléndez, o hacia el río y las piedras negras.
En esta bonita foto de Antoñita García, en el centro, junto a Matilde conversando por la calle Nicolás Benito (En la puerta de la tienda de "El Portugués") entre otras amigas. Al fondo están Manuel Limones y su entonces novia y luego esposa Chani.
 
 
Aquí tres grandes mujeres y madres: Trinidad Buenafuente, Concha García (su madre) y Conchi Osuna, limpiando los peces que tan famosos eran en el pueblo. El adobo y frito del bar de Concha era un manjar y muy apreciados por la cuadrilla de mineros que bajaba desde la preciosa a comer para volver luego al tajo.
 
Sea como fuera, las mujeres  han sido y seguirán siendo el pilar fundamental de nuestra sociedad y nuestras casas, aunque ya trabajen fuera de casa y compartamos todas las labores del hogar e hijos. Aún quedan las abuelas y madres que organizan todo con precisión, ejerciendo veinte trabajos en uno solo. 
Ellas, abuelas, madres, hermanas e hijas y nietas, siempre tan bellas, tan fuertes, tan sabias...

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