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domingo, 4 de abril de 2021

Noches de Cine

 Corrían los años 60's cuando Peñaflor vivía una de sus épocas mas prometedoras. comenzaba el aperturismo y aquellos maravillosos años venían con movimientos sociales y culturales que cambiarían el blanco y negro por el color.

La amplia natalidad de aquellas décadas trajeron las familias numerosas y el bullicio a las calles y plazas, florecían los negocios en el pueblo (solo hay que ver la publicidad en las revistas de feria) y cada dos casas alguien vendía algún tipo de producto: leche, verdura, carne... e incluso teníamos medianos comercios como "La ciudad de Málaga", la tienda de modas de Carmela Ruiz, los ultramarinos de "El Portugués", la tienda de Jesús Mendoza... igualmente floreció el ocio en nuestro pueblo, manteniendo por entonces dos cines, el de Bello y el de Meléndez, que además era teatro y se instalaban carpas de circo en lo que hoy es la plaza de Villadiego (El Llano) o la zona que luego ocuparon los grupos escolares (junto al bar "El Trastero").

Los paseos de parejas y jóvenes era a través de la calle Largo, entonces llamada Antonio Parias y actualmente Juan Carlos I., partiendo de la plaza hasta llegar a la estación, recorriendo los cruces adyacentes como el del "Cantillo" y viendo a su paso el bullicio de la gente parada en la tienda de "La Melu", el puesto de "la garbancera" y los bares como el Bar Central, Bar de Segovia, el de Currillo el Río, el antiguo bar del Tato (donde se cantaba flamenco), el casino, el club de cabezas de Familia... entre otros.

Pero si un lugar era el emblema de ese resurgir era el cine. En él se reunía el pueblo y por un precio que practicamente todos podían pagar, podían disfrutar y ver más allá en la pantalla aquellas películas de cine mudo, o los estrenos que muchos veían durante varios pases, fascinados por las modas y los efectos de aquellas primeras proyecciones en pantalla grande.

En las siguientes fotos que nos regala Andrés Bello Mallén, podéis ver bien de ese ambiente mágico del que os hablo y muchos recordaréis:

Esta es una foto muy añorada por todos nosotros, la entrada del cine Bello en su pleno apogeo. La calle abarrotada esperando entrar a la sesión nocturna. Un hombre cobrando la entrada en una pequeña mesa y alguien que vende frutos secos, altramuces o garbanzos, almendras o castañas tostadas  en un canasto de mimbre justo antes de entrar. Casi podemos escuchar el bullicio y las risas de la gente.

 

Sobre los paneles, las fotos de los actores del momento y los carteles de las películas de estreno.

En las siguientes dos fotos del cine de verano os recordará el olor a río de aquellas noches de calor, la brisa que a veces aliviaba y sobre todo aquellas películas que se grabaron a fuego. ¡Qué maravilla!

En invierno el cine era interior y son muchas las anécdotas de aquellas sesiones en las silla de anea, las travesuras de los más jóvenes, los abucheos y gritos de alguno que ya vio varias veces las escenas o cómo destripaba el argumento Miranda. Al fondo, las parejas se sentaban más intimanente en "la fila de los mancos", pese al encorsetamiento moral de la época.

En verano se regaba el albero del exterior y se instalaban las sillas frente al pantallón sobre la pared en aquellas tórridas noches. 

 En este mismo lugar se celebraban comuniones multitudinarias de todos los niños de cada época, bodas y otras celebraciones y eventos, una vez que se extinguió ese sueño del cine en Peñaflor. Como recuerdo de aquella época aún queda la pantalla sobre la enorme pared del cine de verano y algunos enormes carteles de antiguas películas en el pasillo de entrada al enorme recinto.

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