Los gremios en Peñaflor tuvieron su máximo apogeo al mismo tiempo que el de la localidad: cuando la economía se ha basado en la agricultura. En el siglo XVIII. Además de en la edad media, cuando las oportunidades de subsistencia pasaba por trabajar simplemente por la comida, como aprendiz o ayudante de un maestro en alguno de los oficios típicos.
En Peñaflor, tenemos huellas de esta importancia por ejemplo en el nombre de alguna calle (Calle Alfarería) y sobre todo en el arte (San Crispín en el altar mayor de la parroquia de San Pedro Apóstol, patrón de los zapateros). De este nombre, originariamente en griego krhpiV (crepís), que significa zapato, deriban los nombres de Crispín o Críspulo (Santo Patrón),Crispino o Crispu (Cabello rizado), el apellido Crespo y el adjetivo encrespado.
Este último gremio fue muy importante incluso en las últimas décadas de nuestro pueblo.
¿Quien no recuerda a Alonso "El rápido", el último zapatero, o a Pepe "El Porrito"...?
Marcelino Lorilla y Fernando Toribio entre otros zapateros en 1950.
Otro de los gremios importantes fue el de los herreros, del que aún hoy conservamos algún virtuoso como Manuel Carranza, en el Taller mecánico, y algún otro retirado ya como Antonio "El Porrito", También los hijos de Sebastián...
El patrón de este gremio es muy antiguo y se remonta incluso a la época griega, con Hefesto (Dios de la forja) y en Europa el francés San Baldomero y en la época Cristiana San Eloy. Siempre han tenido fama de hombres bien curtidos y además artístas del moldeo del metal.
Poco a poco, la herrería se ha ido transformando en siderurgia, carpintería metálica como la de Sebastián y otros como Talleres Carranza en la mecánica del automóvil.
Aquí podemos ver en un momento de su trabajo en la herrería a Antonio Riejos (El Porrito), Manuel Rosa (Pacorro), José Luis Meléndez, Pedro Carranza, Rafael Carranza (increible parecido a su hijo Manolín),Antonio Muñoz Rosa "Melón" y "El Conde". Abajo Pepillo Muñoz "El Melón", Manolí Carranza y José Antonio Muñoz.
Por último, una industria floreciente fue la del corcho que, procedente de las ricas dehesas de alcornoque de la zona, así como de Cazalla y Constantina, acumulaban el fruto de su duro trabajo en la zona de lo que hoy es le sur de la barriada "La Expo", hasto donde en su día estuvo el local "La Ponderosa". Allí también era el lugar habitual de juego de algún equipo de fútbol de la localidad.
Inmensas montañas de corcho se apilaban por doquier en aquel lugar.
Trabajando en los corchos en 1940, entre otros trabajadores procedentes de Cazalla de la Sierra, Fernando Toribio (Segundo por la derecha), padre de Pepe Toribio (Supermercado Toba) clasificaba los corchos en Peñaflor.
Hola! buen post. no Saben si aun existen asociaciones gremiales dentro de Peñaflor?
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