Esta es una bonita historia cuyos protagonistas son los tíos de mi abuelo paterno, Miguel y Antonia que tuvieron que luchar por su amor a pesar de la guerra, el hambre y el exilio. Sus vidas fueron duras pero plenas de felicidad y gozo hasta sus finales, rodeados de su gran familia forjada desde la nada en otro pais que nunca fue el suyo.
Ville-aux-Dames: Oro para el matrimonio Parra (Artículo del diario francés "La Nouvelle Republique" de 12 de julio del año 2000)
Las Bodas de Oro son comunes, pero las de Miguel y Antonia Parra tuvieron un carácter especial...
El alcalde y senador Leclerc no dudó en afirmar que, para él, el momento era especialmente conmovedor. De hecho, durante las bodas de oro de Antonia, de 86 años, y de Miguel Parra, de 91, recordó el trazado de una vida rica y particularmente poco común:
Cuando Miguel deja su España natal en 1939 debido a la guerra civil española, la idea d eencontrar a Antonia, a quien ya conocía de antes, era para él una obsesión. Llegó a Francia con el estatus de refugiado político, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, poniendo todas sus energiás en cruzar la frontera a través de Collioure, Le Grand-Pressigny, Ligueil y Burdeos. (su hermano Antonio intentería la misma hazaña después y sería capturado y llevado al campo de concentración nazi de Gusen).
Miguel no vuelve a tener noticias de Antonia hasta 14 años después de su llegada. Es entonces cuando le preguntó "por carta" si quería casarse con él.
Las circunstancias eran tales que el matrimonio solo es posible "por poderes", es decir: La pareja se casó el 26 de abril de 1950 en Francia y en España simultáneamente. Él con una mujer que hacía de Antonia y ella con un hombre que hacía el papel de su marido Miguel.
En 1951 se rencontrarían por fín, los cónyuges ya, Miguel y Antonia en Francia... una vida de coraje y abnegación que innegablemente hace pensar lo que significa la palabra luchar.
Miguel y Antonia vivieron en Monthouis por un tiempo antes de llegar a La Ville-aux-Dames (La Ciudad de las Damas) donde vivieron desde entonces hasta sus muertes.
En los últimos años, dividían su tiempo entre sus dos hijos, nietos y bisnietos. Una familia que les ha hecho sentir muy orgullosos y felices.
Su historia es todo un placer y un ejemplo para aquellos que saben lo que es el verdadero amor, dando verdadero setido a la vida.
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